Salud

Más incubadoras de garrafón en los hospitales, por favor

Por Antonio Quirarte

Ayer 19 de febrero la indignación de los desinformados llenó las redes sociales -lo habitual- e hizo tendencia el caso del Hospital Comunitario de la ciudad de Magdalena, en el Estado de Sonora en México, donde se utilizó un garrafón de agua potable como “incubadora” para atender a una niña recién nacida.

Los medios de comunicación digitales, como ya debería ser sabido por todos los usuarios de redes sociales, hicieron lo que están orientados a hacer: conseguir clicks y atraer lectores a como dé lugar (clickbait). Mientras más amarillista o roja sea la nota, mejor. Todo el revuelo le costó la chamba a Rebeca Villa Morales, la directora del hospital, quien ya fue destituida por la Gobernadora de Sonora. El jefe de la jurisdicción sanitaria número tres salió a decir que el caso será investigado, como ya también es habitual en las autoridades.

La denuncia fue publicada en redes sociales por la abuela de la recién nacida. El resumen de la nota es éste: padre y madre acuden al hospital para que su parto sea atendido de emergencia, pero el Hospital Comunitario de Magdalena  los rechaza por saturación. Padres se dirigen a su casa, pero la niña nace en el automóvil. Deciden regresar al Hospital para exigir atención a la recién nacida. Personal del hospital improvisa una “incubadora” usando garrafón de agua potable. Funciona. La bebé y la mamá se encuentran bien.

Las fotos que acompañan las notas son las siguientes y  para mí son una maravilla:


The Knick: Medicina moderna y cirugía en sus primeros pasos

Sobre este tema recomiendo una de mis series de TV favoritas: The Knick, que se desarrolla en un hospital neoyorquino en 1900. John Thackeray, el mejor cirujano del centro y fiel creyente del progreso científico, está buscando siempre la manera de innovar y experimentar en la medicina y los procedimientos quirúrgicos tradicionales.

La serie The Knick se desarrolla en un hospital neoyorquino en 1900


Lo que yo observo es que el dispositivo no es propiamente una “incubadora”, sino un casco o máscara de oxigenación. Me pongo en los zapatos de las o los enfermeros y de las y los médicos de ese hospital, justo en ese momento en que se encontraban, sin poder disponer de una “incubadora” o máscara de oxigenación para la recién nacida, y resulta fácil pensar que lo primero que debe venir a sus mentes es “tenemos que dar una solución, ya”. Y eso fue lo que hicieron.

Miren que el usar un garrafón de agua potable, que en teoría debe estar sanitizado, cortarlo y tal vez hasta limar las asperezas del corte para no causar rasguños a la bebé, se me hace muy ingenioso. El haber tratado de hacer una mascarilla para la cara seguramente hubiera resultado más complicado, poco funcional y con riesgos de cortaduras o rasguños en la carita de la paciente. Hacer una “incubadora” propiamente, donde la niña cupiera completamente, hubiera incrementado el grado de dificultad y tiempo de construcción.

A todos nos ha de extrañar esta solución, pero este tipo de alternativas seguramente son algo normal en los hospitales, porque los y las enfermeras de los hospitales mexicanos y de otros países en desarrollo, son unos verdaderos makers que tienen que aplicar su creatividad a los pocos recursos con los que cuentan.

Makernurse.com es una comunidad de enfermeras y enfermeros ingeniosos creada por José Gómez Márquez y Anna Young, quienes han investigado y promovido estas actividades para democratizar la medicina a través de la tecnología, incluso llegaron a organizar una Maker Faire en un hospital de Brooklyn. Si en México se hace una Maker Faire en un hospital, a las enfermeras y doctores del Hospital Comunitario de Magdalena, Sonora, sería a los primeros que habría que invitar.

Hace tiempo, en el reconocido hospital contra la ceguera “Dr.  Luis Sánchez Bulnes” en Coyoacán, tuve la oportunidad de impartir una charla sobre el Movimiento Maker en la Medicina, al terminar mi exposición, la participación del Dr. Everardo Hernández demostró con hechos, lo que yo expliqué con palabras:

Un ejemplo de los alcances del Movimiento Maker en la Medicina es EpiPen: una inyección de epinefrina utilizada en casos de alergias graves, que cuesta cientos de dólares que van directo a grandes empresas farmacéuticas, a pesar de que su costo de producción es bajísimo. Un grupo de biohackers llamado Four Thieves Vinegar cuyo lema es “Haz tu propia medicina”, ha demostrado que el paquete de dos unidades, valorado en más de $500 dólares, se puede producir con sólo $30, usando componentes que se consiguen a través de internet. Le llaman EpiPencil.


El paquete de dos unidades de EpiPen valorado en más de $500 dólares, se puede producir con sólo $30, usando componentes que se consiguen a través de internet. Le llaman EpiPencil.


Como mexicanos siempre nos damos palmaditas en la espalda diciendo que somos unos buenazos haciendo maravillas con un alambrito, ¿cierto? Entonces, ¿por qué ahora que se hizo una improvisación que quizás hasta salvó la vida de una persona, no lo celebramos?

Debemos de promover este tipo de soluciones creativas y darles vida; quizás este garrafón sea el prototipo de una mascarilla de oxigenación para niños, fabricada por una empresa de jóvenes que hagan que el dispositivo cumpla con todas las normas y se convierta en un exitoso producto comercial. Sólo me gustaría que esa empresa fuera mexicana y no china, o de algún otro empresario extranjero que probablemente está observando este caso con mis mismos ojos.

El que los hospitales estén saturados o no cuenten con recursos, es tema para otro blog y de otros asuntos.


1 Comment

Leave a Reply

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.