El Servicio de Parques Nacionales en Estados Unidos, tiene una División de Sonidos Naturales y Cielos Nocturnos que trabaja para proteger, mantener y restaurar los ambientes acústicos y de cielo nocturno oscuro en todo el Sistema de Parques Nacionales. Utilizan la ciencia, la ingeniería y la tecnología para comprender y administrar mejor estos recursos espectaculares. Son pioneros en técnicas innovadoras para medir el impacto del ruido y la contaminación lumínica, desarrollan nuevos enfoques para salvaguardar los sonidos naturales y la oscuridad natural, e identifican soluciones de gestión para restaurar estos recursos públicos.


Bien, pues esta División cuenta con un laboratorio (que bien se le podría llamar Makerspace) que está equipado con herramientas eléctricas, componentes electrónicos, prototipos, estaciones de trabajo, y máquinas de fabricación digital. En él, el ingeniero bio-acústico Christopher Garsha y el científico Damon Joyce construyen medidores de niveles de ruido con indicadores LED de gran tamaño para visualizar los niveles de ruido en los parques.

Damon y Christopher son el equipo ideal para proyectos que involucran sonidos naturales e instrumentación de cielos nocturnos en los parques. Con antecedentes en física, ciencias ambientales y análisis de datos, Damon desarrolla los conceptos iniciales y el software necesario para ejecutar los instrumentos. Christopher, por su parte, cuenta con estudios en ciencias de la computación e ingeniería mecánica para transformar la electrónica cruda en productos finales pulidos. Los estudiantes de la Universidad del Estado de Colorado, Jarrod Zacher e Iman Babazadeh, colaboran con los diagramas de circuitos, el montaje físico y las pruebas eléctricas. Juntos, los miembros del equipo modifican y refinan los desarrollos de cada uno. La combinación de habilidades hace robustos a los instrumentos para su uso en parques.

El primer modelo del indicador de ruido se instaló en el Parque Nacional Glacier en 2014. Se instalaron indicadores adicionales en otros parques nacionales el año pasado, que incluyen el Parque Nacional Grand Teton, la Torre Devils, el Parque Nacional Bryce Canyon, el Lago Mead y el Parque Nacional Great Smoky Mountains. El objetivo era mostrar qué tan ruidosos eran los vehículos, e introducir a los visitantes del parque el concepto de decibeles de una manera tangible basada en una fuente de ruido familiar: el vehículo motorizado. Los automóviles, motocicletas y otros vehículos producen ruido a diferentes velocidades, ya sea desde las revoluciones de un motor hasta el giro de los neumáticos. Los indicadores tienen una escala de decibeles con límites inferior y superior que muestran un rango de 45 a 85 decibeles, con verde en la escala inferior, amarillo en el centro y rojo hacia la parte superior. Los conductores pueden ver el impacto sonoro de sus vehículos según la parte de la escala que esté encendida.
“La gente en los Estados Unidos sabe cómo se sienten 68 grados Fahrenheit, pero es posible que no sepan cómo suenan l68 decibeles”, dice Damon. “Queremos educar a las personas sobre qué es el sonido y de qué se tratan los niveles de ruido, no con el propósito de hacer cumplir la ley, sino para que las personas puedan disminuir la velocidad y hacer una diferencia”.
Los automóviles son una de las muchas fuentes de sonidos causados por el hombre que contribuyen a los niveles de ruido en los parques nacionales. Las motocicletas, los aviones, las voces humanas, la industria, las autopistas e incluso los equipos operados por el parque son factores importantes para enmascarar los sonidos naturales únicos de cada parque. Los niveles de ruido combinados afectan las experiencias de la vida silvestre y también a los visitantes del parque que buscan una conexión con la naturaleza.
Damon dice que los indicadores LED son un medio para aumentar la conciencia entre los visitantes del parque sobre su impacto en el paisaje sonoro circundante. Alentados por los comentarios de los visitantes y gerentes del parque, él y Chris instalarán más indicadores en diferentes parques en los Estados Unidos.

Desde que se instaló la primera ola de indicadores, el dúo tecnológico ha creado nuevos medidores con un diseño y una funcionalidad mejorados que se pueden reproducir fácilmente con menos piezas, conexiones y puntos de falla. Los indicadores anteriores eran engorrosos con múltiples componentes: diez placas de circuito impreso (PCB), relés de potencia costosos y cables separados que conectan todo. Los nuevos indicadores integran las tarjetas con piezas compactas y de bajo consumo energético, como controladores de energía de estado sólido, LEDs de alta visibilidad y tarjetas Arduino. Joyce dice que los dispositivos pequeños son mucho más baratos que los sofisticados medidores de sonido instalados en versiones anteriores, una diferencia de $ 50 dólares en comparación con $ 10,000. También son bajos en consumo de energía, altos en poder de procesamiento y se pueden empaquetar fácilmente. Los indicadores también están climatizados para albergar y proteger mejor la electrónica sensible, que deben soportar todo tipo de clima, desde sol intenso y granizo hasta fuertes vientos y temperaturas de congelación.
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